Organizar estrategias didácticas destinadas a
desarrollar el gusto por leer, inventar
y redactar cuentos con los alumnos de preescolar, primaria y secundaria.
CUENTO
Un cuento (en inglés short story, en
francés nouvelle) es una narración breve que es creación o ficción de
uno o varios autores, basada o no en hechos reales, inspirada o no en
anteriores escritos o leyendas, cuya trama es protagonizada por un grupo
reducido de personajes, y que tiene un argumento relativamente sencillo y por
tanto fácil de entender.
El cuento es transmitido en origen tanto por vía oral
como escrita, aunque sí mucho nos devolvemos en el tiempo, lo más común era por
tradición oral. Además, puede dar cuenta de hechos reales o fantásticos pero siempre
partiendo de la base de ser un acto de ficción, o mezcla de ficción con hechos
reales y personajes reales. Suele contener pocos personajes que participan en
una sola acción central, y hay quienes opinan que un final sorpresivo es
requisito indispensable de este género. Su objetivo es despertar una reacción
emocional impactante en el lector. Aunque puede ser escrito en verso (en forma
total o en forma parcial), generalmente se da en prosa. Se realiza mediante la
intervención de un narrador, y con preponderancia de la narración sobre el
monólogo, el diálogo, o la descripción.
Ejemplos de algunos cuentos elaborados por maestros que cursaron el diplomado:
EL RESPETO SE GANA
El pequeño Emmanuel era un niño inquieto, grosero y maldoso todo el tiempo se la pasando molestando a sus
compañeros de clase, a los profesores no les tenia respeto, si le llamaban la
atención el respondía groseramente
muchas veces fue reportado con sus padres pero era inútil el seguía
comportándose de la misma manera. En
cambio Sebastián era un niño amable, respetaba a todos los que lo rodeaban siempre apoyaba a
sus compañeros y ayudaba a quien lo necesitara, tenia muchos amigos y sus
profesores lo querían mucho.
Un día Pablo estaba
jugando tranquilamente con sus coches en eso llego Emmanuel y dijo –Dame tus coches me gustan y quiero
que sean míos - Pablo tímidamente le
contesto – No, pero si quieres jugamos juntos -
Ja, ja, ja, ja, ja, le respondió Emmanuel burlonamente – ¿Jugar
contigo? ¡Claro que no! solo dame tus
carros, bruscamente se los arrebato y
salió corriendo, Pablo tirado en el suelo no paraba de llorar por lo que
Sebastián se acerco para saber que le pasaba y proporcionarle ayuda, Pablo ya
mas tranquilo le platico lo sucedido, Sebastián
le presto sus juguetes para que ya no llorara mas y
después de jugar un rato con Pablo, salió en búsqueda de Emmanuel.
Del otro lado del patio de la escuela Emmanuel jugaba con
los coches de Pablo pero inmediatamente
se aburrió pues se comenzó a dar cuenta que estaba solo y no era muy divertido
jugar así, quiso invitar a jugar a otros niños pero nadie aceptaba pues le tenían miedo y no querían
hacerse amigo de él a Emmanuel parecía no impórtale por lo que se puso a jugar
solo nuevamente; a lo lejos Sebastián lo observaba pero tampoco se atrevía a acercarse
sentía un poco de miedo.
Al día siguiente
a la hora del recreo Sebastián jugaba alegremente con varios niños, corrían, saltaban,
aplaudían, sonreían esto llamo la atención de Emmanuel y los observo sin que se
dieran cuenta y entre sí pensó ¿Sera divertido tener amigos? ¿Pero como le hago
para tenerlos? Sebastián vio que Emmanuel los observaba y se acerco a él ante el asombro de de sus
amigos, y le dijo -¿Quieres jugar con nosotros?- Emmanuel respondió -¿Me hablas
a mi?- Si – contesto Sebastián- pero
ellos no quieren me tienen miedo –dijo Emmanuel- si les pides las cosas por favor, sin pelear y
con respeto no creo que se opongan –dijo Sebastián- pero me he portado muy mal
con ellos –mencionó Emmanuel- ofréceles
una disculpa y veras que ellos la
aceptaran, no es divertido jugar solo o ¿si? -pregunto Sebastián -no, yo veo que tú tienes muchos amigos y yo
siempre estoy solo –respondió Emmanuel- es
por que yo los respeto y no los ofendo
ni los lastimo y siempre nos ayudamos entre nosotros, tu podrías hacer lo mismo
–sugirió Sebastián- Emmanuel se quedo callado por un momento pues estaba
pensando como hacerle para ofrecerles una disculpa de buena manera, tardo un
poco pero al fin encontró las palabras adecuadas ¿ME PODRIAN DISCULPAR? POR
FAVOR, ME GUSTARIA SER SU AMIGO, prometo
respetar sus cosas y a ustedes al igual que a mis profesores que más tarde les
ofreceré una disculpa, no es agradable
estar solo todo el tiempo, me he dado cuenta que Sebastián siempre esta rodeado
de niños y adultos por que siempre tiene una sonrisa para ellos y a mi me gustaría ofrecerles lo mismo, los niños no podía creer lo que estaban
escuchado pero una vez que reaccionaron de su asombro aceptaron a Emmanuel
con gran alegría olvidando todo lo que les había hecho y recordándole que “EL
RESPETO SE GANA”.
AUTOR
VIRGINIA
VELAZQUEZ ROLDAN
LA
FORTUNA DE SER GUERRERO
En una ciudad muy lejana llamada Criptomania hay una escuela
con muchos alumnos y alumnas en la cada uno tiene características, gustos,
antojos y formas de pensar diferentes pero hay algo que a todos les gusta la
hora de desayuno y el recreo.
¿Sera por qué es
cuando todos se reúnen para jugar, platicar y comer golosinas? ¡claro que sí! Era el momento más feliz de todos y siempre todo
estaba bien reinaba la paz y armonía hasta que llegaron personas ajenas que
empezaron a influenciar con malas ideas a los niños y entonces se peleaban, se
decían groserías, utilizaban objetos para lastimarse, ya no se hablaban y muchas cosas más para ese momento los
padres de los niños pidieron ayuda y llegaron guerreros maestros que empezaron
a poner calma a aquellas situaciones a
través del dialogo.
Empezaron a platicar
los guerreros con los alumnos para concientizarlos de que así no tienen solución
los problemas, hicieron técnicas de juegos y ejemplificaron los valores de esta manera se fueron limando
asperezas y poco a poco todo empezó a
ser mejor que como al principio por empezaron a valorar más lo que tienen empezando
por la vida, su familia y la gente que les rodea.
A partir de ese momento armonioso que empezaron a vivir entre
semejantes solucionaron todo tipo de situaciones en equipo y en unió
AUTORA: DOLORES SILVA
AGUILAR
MI HISTORIA EN LA COSINA.
Hola, soy
alguien como tú, bueno, parecido, pero lo importante es que sin darme cuenta
como, un día estoy cansado, hambriento, solo y plantado en la cocina, mas por
necesidad que por interés, bueno en realidad creo que me empieza a gustar.
Ayer me corté
el dedo, fue un corte pequeño, justo en la punta del dedo.
Tenía hambre y lo único disponible eran unas verduras y una lechuga que se
hacía vieja en la heladera.
Aunque se cocinar, no pude hacer demasiado con lo poco que había, decidí
entonces hacerme una ensalada.
Las ensaladas me gustan con limón, tolero poco
el sabor del vinagre, tampoco le pongo pimienta, de ningún tipo. Limón, sal y
aceite de oliva es para mí perfecto y para las verduras suficientes.
Al limón lo escurro en la ensaladera y agrego un poco de sal. De todo la
cebolla va primero pues necesita más cocción luego el tomate y la lechuga, que
todos sabemos que se cocina muy rápido. Y
no nos olvidemos del aceite de oliva.
Sabido esto sólo hacía falta cortar las susodichas verduras. El tomate y la
lechuga son fáciles, trozos grandes al fin, en unos pocos cortes están listos.
El problema es la cebolla, que como sabrán tiene distintas formas de cortarse,
además que suele desarmarse en sus capas cuando no se la sujeta debidamente. El
corte que a mi particularmente me gusta para ensaladas es el que los cocineros
llaman “juliana”.
No es un corte
fácil. Para los que no saben con este corte la cebolla debe tener aprox. un
milímetro de espesor por lo que requiere un cuchillo muy filoso, mucha práctica
y coordinación para ir retirando los dedos cuando llega el cuchillo; el
problema sin duda, por los hechos, estuvo allí; mi diestra fue más rápida que
su compañera.
El corte no fue profundo, sólo me rebané la piel, medio centímetro cuadrado
para ser exactos y en la punta del dedo medio. El dolor no fue tanto como la
sangre que largó. Eso sí, salvé la ensalada y con un curita en el dedo la terminé.
Autor: Lorenzo Romo